martes, mayo 09, 2006

"El chico"

Ernesto Sánchez “el chico” estaba completamente concentrado. La sangre comenzaba a hervirle en su cabeza como le hervía siempre. Y esa sensación cada vez le gustaba más. Frente a él estaba el pobre infeliz que había decidido desafiarlo. Y en aquel momento, para “el chico” no existía nada mas en el universo. Solo sus latidos acelerándose, sus músculos que se tensaban y su objetivo, machacar al negrito que le habían puesto delante. Nada más. Ni el publico gritando, ni el arbitro diciendo lo que siempre decía. Ni siquiera su entrenador, Anthony Lapaglia que desde su esquina lo animaba.

Todo estaba tranquilo, en silencio, como un mar antes de la tormenta. Y entonces sonó la campana.

Soltó un gancho diestro, el mejor gancho de su vida. El pelele se tambaleó. Un puñetazo zurdo en la costilla. Aquel imbécil ni se defendía.

La pelea ocurrió muy rápido. Al cuarto puñetazo “el chico” ya le tenia medio seco así que decidió no andarse con tonterías. Se echo para atrás y le dio un derechazo en la nariz. Su contrincante calló como un saco de arena sobre el ring. Ernesto “el chico” había ganado. Sonrió. Había hecho bien su trabajo.

+ + +

Su entrenador le llevo a casa felicitándole por su victoria. No había recibido ni un golpe.

- Chico, ya estas cerca, en un mes te veo con el titulo de campeón
- Bueno jefe, aun nos queda poco, no adelantemos acontecimientos.
- ¿NOS? Chico, estas cosas las haces tu solo, eres una maquina, eres como el Mozart del boxeo, lo llevas en las venas.
- Bueno jefe, me voy, mi mujer me espera
- Duerme bien chico, mañana te espero para entrenar.

“El chico” salió del coche sonriente y satisfecho y entro en su casa donde Eva lo esperaba para celebrar su triunfo. Eva era su mujer, latina de los ángeles como él estaba embarazada de su primer hijo.

- Viste el combate – le dijo mientras le acariciaba la tripa
- No pude, el televisor esta roto – contestó ella – pero llamo tu madre para contármelo.
- Mañana compraremos otro – la besó – Pero eso lo haremos mañana.

La cogió en brazos y la llevó a la habitación

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