Los viernes la ciudad se teñia de distintos colores. Las luces de neon bañaban los grises edificios y las calles en las que habia bares se llenaban de vida. Todos los animales nocturnos salian en busca de presa o simplemente los jovenes currantes intentaban olvidar a su estupido jefe.
Recuerdo la primera vez que lo vi. Tenia diecisiete años y acababa de llegar a la ciudad.
Mi padre era pintor, con lo que nunca estabamos demasiado tiempo en ningun sitio. Esto a la larga consiguio que conocer gente nueva, o salir sin conocer a nadie, no supusiese ningun problema para mi. Ademas de que, como compensacion por estar todo el dia perdiendo amigos y haciendo nuevos, mi padre me dejaba hacer lo que quisiese.
Pedi un taxi cerca de mi casa. No iba a coger el metro porque no tenia ni idea de cual era el lugar de marcha de aquella ciudad.
-A donde?- preguntó el taxista
-Bueno... - conteste - Por donde se sale aqui?
El taxista me sonrio -Por todas partes -dijo.
-Entonces lleveme al mejor sitio.
El taxi acelero y cruzó la avenida directo al club Babylon. Era bastante grande y tenia bastante buena pinta. En un principio habian intentado hacer algo salson o cubano pero por demanda popular termino convirtiendose en otra discoteca mas. Solo que esta intentaba parecerse al club de una vieja pelicula de los ochenta (de donde cogia el nombre).
Antes de siquiera ponerme a la cola comence a hablar con uno de los grupos de chicas que andaba por los alrededores. Estaba claro que alli me iban a pedir carné y muchos años de experiencia me habian demostrado que si tu acompañante es una mujer, tiene la edad, y estas buena, importa una mierda la edad que tengas en el 80% de los casos. Asi que me acerque al primer grupo de chicas y en poco tiempo (siempre tuve mucho carisma) pude camelarme a una chica bastante decente.
Tan pronto entramos le perdi de vista y fui a por una copa....
+ + +
la seguiré
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario