En el rompeolas aun se huele el sol

Era tarde, ya no habia nadie en el paseo. Sentado en un banco José miraba a la ria mientras fumaba un cigarro. El ultimo...

Cuando se pone el sol en la ria todo se ve con una luz distinta. Todo se calma, se ve mas bonito. Poca gente sabe apreciar lo bonito de la parte industrial de Bilbao. No es turistica, es industrial, por mucho que se nieguen a aceptarlo y sigan construyendo.

José era de esos pocos que, como yo, sabian apreciar ese tipo de cosas.

A su espalda aparco un coche. Carla se bajo de él. Llevaba una gabardina fuertemente atada, zapatos de tacon, guantes y gafas de sol. Caminó hasta ponerse frente a José.

-Es la hora -dijo
-Lo se -respondió José sin siquiera mirarla. Dio una larga calada al cigarrillo y lo lanzó.
-¿Estas preparado?
-¿Acaso importa?

De nuevo se quedaron en silenció. Al rato José se levantó.

-¿Que haces? -preguntó Carla nerviosa
-Dejame mirar una ultima vez...

Se acercó a la barandilla y se quedo observando el atardecer. Cerro los ojos. Sintió la brisa primaveral, una de esas primaveras frescas de bilbao. Escucho todos los ruidos que habia a su alrededor y que conformaban el gran silencio que habia. Luego los olores. Tantos olores que eran inclasificables para José. Para él a eso olian los atardeceres.

Inspiro una vez mas fuertemente. Expulso el aire y abrió los ojos.

-Estoy listo.
-De acuerdo. -dijo Carla.

Entonces saco su pistola y le disparó.

+ + +

En lekeitio Ander dejó de escribir. Estaba sentado en el rompeolas. Miró al horizonte y luego cerró los ojos. Escucho el ruido, sintió el aire y olió. Aun se podia oler el atardecer