Se remojo la cara. De nuevo se miro al espejo. Barba descuidada, ojeras, y cada vez estaba mas delgado. Desde luego no estaba en su mejor momento. Se quedo un segundo solo viendo como el agua se iba por el fregadero. Dejo la mente en blanco, aquellos eran los unicos instantes de aparente "paz" que tenia en su vida. Como cada mañana, en cuanto el desagüe chupase todo el agua el saldria del cuarto de baño, desaynaria un cafe, se pondria el mismo traje que se ponia todos los dias y volveria a la vida real.
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Ella se estaba pintando los ojos mientras fumaba un pitillo. Se detuvo, se le habia ido un poco. Golpeo el lababo y maldijo al cielo. Dio una larga calada al pitillo y se miro en el espejo. Respiro hondo y continuo maquillandose. Cuando terminó se vistió, se tomo un cafe de ayer frio y solo, como todos los dias, le puso de comer a su gato y estupenda como estaba salio para otro dia en su vida de secretaria del mayor despota, machista e imbecil del mundo. Mientras esperaba al autobus se encendio otro pitillo, de veras lo necesitaba.
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Su coche no tenia bateria, las putas luces otra vez, pero no podia esperar a que viniese nadie con unas pinzas. Se bajo y corriendo fue hasta la parada del autobus. Llego justo justo y se sento en una de las ultimas filas. Alli estaba ella, radiante con su traje de chaqueta y falda negros. Era la secretaria de su jefe, la conocia del trabajo pero jamas habian hablado. Le daba verguenza, y mas con las pintas que tenia aquel dia. Asi que dejo de pensar en ella y comenzo a mirar por la ventana.
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Ella se sentia observada, se dio la vuelta y ahi estaba el. Era un compañero de trabajo, muy callado, siempre trabajando, lo cierto es que no tenia mucho trato con el, no sabia ni su nombre, pero le hacia gracia el modo que la miraba intentando que no le viesen y su timidez. Todo ello habia hecho que mas de una vez se fijase en el. Pero nunca le habia dicho nada. En la oficina se sentia muy observada para decirle algo, la gente era muy cotilla en aquella oficina.
Pero ahora no estaban alli, y de algun modo, verle ahi solo, en un autobus en el que nadie conocia a nadie la hizo pensar que tal vez fuese el momento para hablar con el.
Se levanto, fue hasta su sitio y le dijo:
-Me puedo sentar?
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Estuvieron hablando todo el viaje, era una chica muy agradable y le gustaba mucho, cada vez mas. LLegaron a su parada, las puertas se abrieron y ambos vieron como al otro lado estaba la oficina. El fin de aquel momento, su momento. En cuanto cruzasen las puertas de la oficina volverian a ser dos desconocidos de nuevo. Ella se puso de pie, cogio su maletin:
-No vienes?-preguntó
El la beso. Y mientras lo hacia las puertas del autobus se cerraron.
lunes, abril 24, 2006
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